Mientras fotografiaba estudios en Barcelona, el fotógrafo y arquitecto Marc Goodwin visitó la fábrica de cemento de posguerra que Ricardo Bofill transformó en su estudio, jardines y residencia. Después de que los silos llenos de cemento fueron descubiertos, Bofill diseñó una nueva estructura y programa para su fortaleza arquitectónica.
Ricardo Bofill afirma en su sitio web:
La fábrica es un lugar mágico, en el cual su extraña atmósfera es difícil de percibir por un ojo profano. Me gusta que la vida esté perfectamente programada, ritualizada, en total contraste con mi turbulenta vida nómade.
Ahora, el equipo de Bofill trabaja dentro de lo que alguna vez fue un silo. Bofill afirma que al estudiar la transformación del edificio, se demuestra que la forma y la función son independientes entre sí. Con suficiente habilidad, los diseñadores pueden reprogramar con éxito cualquier espacio.